domingo, 12 de mayo de 2013

12.05.13.-PUERTAS Y VENTANAS DE LA ASAMBLEA CIUDADANA DE SEVILLA





Me gusta estar en la ASAMBLEA.
Sentado con gente  que se deja conocer poco a poco.
Se lo que quieren.
Aunque se pierden con matices.
Parece que les va la vida en vanales comas.
Algunos con sus  miedo quieren cerrar puertas y ventanas de la COORDINADORA..
Herencia de clandestinidades dolorosas.
En los últimos correos nos informan de" hombres de negro sentados  en el suelo del aula"
Y generan recelos.
Yo veo, simplemente,  a dos tios sin sillas.
No hay que tener miedo.
Que más nos pueden hacer.
Menean lo del aborto, dejan norir a los emigrantes a las puertas de urgencia, les importa un carajo la educación, fagocitan nuestras costas, se pasan por sus aterciopelados forros de las entrepiernas las promesas electorales....("pa" qué seguir)
¿Miedo?
Que entre y salga quien le de la gana.
Que publican....¡Que publiquen!...Vocearemos nosotros sus mentiras.
Daremos explicaciones de nuestras verdades.
Ciudadano a ciudadano.
Uno a uno.
Casa por casa.
¿Miedo?
No podemos reproducir actitudes del modelo que nos ha llevado a la España de la beneficiencia.
Al país del  beso en la mano  del que nos alarga el mendrugo del pan que les sobra.
Me gusta una ASAMBLEA con las puertas bien abiertas.
Si alguien sale,,, que vuelva a entrar cuando quiera.
No somos una caseta de feria con porteros de discoteca a sus puertas.
Aquí no hay papeletas de sitio como en las cofradías.
Y si soñamos ..¡.que no tenga esta historia puertas!  ¡Ni porteros! ¡Ni papeletas de tramo!
Y si  JuanTorres ha salido,
que las ventanas estén abiertas.
Al menos que se asome.
Y que nos siga diciendo cosas.
Aunque sea por la ventana.
Que entre ese aire fresco del que ya ni sindicatos ni partidos respiran.
Aqui por ahora no hay mas LLAVE  que la que abre la mente a un nuevo tiempo.
Y un CANDADO:
el que cierra cualquier posibilidad de subsitencia de una falsa democracia.
Y que generosamente dejo a quien se siente a mi lado en el CICUS,
que  lo tire al mas infecto y profundo  de los estercoleros.

Paracelso.

UN VIENTO LIMPIO




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