IU ha subido como la espuma.
Sin hacer nada por merecerlo.
Le ha bastado estarse quieto.
Cuenta Diego Cañamero,
que las furgonetas de IU han sido abucheadas a su paso por los pueblos.
Apedreadas por sus militantes.
Ahora, que cualquier asamblea es un parlamento,
los veo en las esquinitas.
Se les conoce porque piden calma.
En el fondo temen que una candidatura unitaria para el cambio,
les agüe la fiesta.
Vive el partido un tiempo de incoherencia.
Lo ilógico de la paradoja en la que vegetan
es que temen a las mujeres y a los hombres
que no pactan con el enemigo.
Sople sobre ellos un viento fresco
que haga volar la espuma.
Paracelso.
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| ¿TRASPONIBLE? |
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