Director de Greenpeace-España, fue unos de los fundadores del proyecto de ecología política Equo en septiembre de 2010. Es coportavoz y uno de los miembros de la Comisión Ejecutiva Federal de Equo desde octubre de 2011. |
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ZONA CRÍTICA
Aunque sea una frase manida la de que estamos
viviendo un momento histórico, lo cierto es que nunca desde el año 78 el
bipartidismo había dado tantas muestras de debilidad. Esa caída del
bipartidismo abre un espacio político de cambio sin precedentes. Algo
que en 2011 era una pequeña rendija, puede ahora ser la puerta por la
que entrar a cambiar este sistema obsoleto. Un cambio que tiene sus
raíces en aquel 15M que tantas veces evocamos, y que ha traído una
ciudadanía más movilizada, en personas comprometidas con otras personas y
no en su propio interés, una marea de cambio que reclama la unidad
popular. Las personas y organizaciones comprometidas con el cambio
tenemos por ello una gran responsabilidad. Ante este momento histórico
¿Cuál debe ser la respuesta?
Para nosotros en Equo la
respuesta es clara. Aquella coalición Primavera Europea con la que nos
presentamos a las elecciones europeas fue el inicio de otra forma de
entender la política. A nosotras nos gustaba llamarla “cooperativa
política” porque aunque su composición era diversa, todos nos sentíamos
dueños de ella. La apuesta por la confluencia alcanzó una madurez mayor
en las elecciones municipales en espacios como Ahora Madrid, Barcelona
en común o la Marea Atlántica. Ya en la campaña electoral era muy
visible que la ciudadanía premiaría con su voto el esfuerzo por la
unidad; la afluencia en los actos, la presencia en los mítines e incluso
el interés de los medios estaba allí dónde había un mayor mestizaje. La
respuesta en las urnas confirmó que la suma desde la diversidad era la
mejor opción, porque las candidaturas de confluencia han demostrado que
1+1 es mucho más que 2.
La respuesta no es una sopa de siglas, como dicen
algunos, sino un proceso construido conjuntamente por actores sociales y
políticos. Una suma entre los que compartimos un objetivo común y la
ilusión del cambio, entre los que pensamos que otra política no solo es
posible, sino necesaria. Si existen siglas, es porque hay organizaciones
que trabajan cada día por el cambio. No hay nada malo en ello. Al
contrario, la diversidad es enriquecedora en todos los ámbitos. La clave
es aprender a sumar.
Comienza un proceso y hay que
dar los primeros pasos si queremos caminar juntos en el futuro. Un
proceso abierto cuyas señas de identidad sean la participación, la
ética, la transparencia… Un programa que haga frente a la pobreza y la
desigualdad, que apueste por el empleo, que recupere los servicios
públicos, que luche contra el cambio climático y trabaje por un modelo
económico sostenible. En definitiva, construyamos un proyecto que cuide
de las personas y del planeta. Esa es la respuesta.
Juan Lopez de Uralde
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