BEGOÑA GUTIERREZ SECRETARIA GENERAL DE PODEMOS SEVILLA |
El mundo
El reto de Begoña
LAS PRIMARIAS de un partido político que no tiene representación parlamentaria y que -afirma- no tiene intención de presentarse a las próximas elecciones municipales han conseguido una elevadísima cotización en el mercado de futuros en que se ha convertido la previsión electoral. Por eso, éste va a ser el año de una desconocida Begoña Gutiérrez, funcionaria de la Junta, llamada a liderar en Sevilla el partido revelación pese a una victoria pírrica conseguida con el aval explícito de la dirección de Podemos.
Por secundario que se antoje su papel hoy por hoy en la actualidad municipal, el potencial de la marca que representa va a condicionar la campaña electoral del resto de las fuerzas políticas. Y a quien más condiciona sin duda es a IU, que anda en un inexplicable proceso de autodestrucción parecido al de esos adolescentes que pasan sus mejores años consumiéndose a fuego lento entre complejos y contradicciones y sin acabar de decidir qué quieren ser de mayor. Pero tampoco el PSOE ni el PP van a salir indemnes de la revulsión que la irrupción de Podemos supone en el patio de vecinos de la política.
Ser 'normal' es una enfermedad que se cura con los cargos; la política necesita de ciudadanos con madera de héroes
En éstas, Begoña se planta en la batalla política como referente de la 'gente normal'. Y, a mí -con perdón-, me parece una apuesta carente de riesgo y originalidad. También Zoido se disfrazó de 'ciudadano de a pie' y se echó a las calles a mancharse los zapatos de barro con gran aclamación de crítica y público. Pero su éxito no se produjo porque la gente normal del Cerro del Águila o de Pino Montano se viera reflejada en él -un alto funcionario de Justicia, de derechas y con varios trienios en la vida política- sino porque le creyeron cuando les convenció de que defendería sus intereses como si fuera uno de ellos.
Ser 'normal', por otro lado, es una enfermedad que se cura con los cargos. Y, si la carrera política de Begoña Gutiérrez se prolonga en el tiempo, difícilmente va a sustraerse a los privilegios -algunos irrenunciables y necesarios- inherentes a los puestos de responsabilidad.
La política no está necesitada de gente normal, sino de ciudadanos con madera de héroes cotidianos, con recursos para reconducir una maquinaria viciada por el mal uso, con templanza para resistir las tentaciones del poder sin límites y con redaños para decir que 'no' incluso a los que te designaron. Ése es el reto de Begoña.
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