Del blog de ESCOLAR.NET
Hemos llorado a los muertos por encima de nuestras posibilidades
El luto es una de las muestras más puras de
humanidad, por eso los ritos funerarios surgieron al mismo tiempo que la
civilización. Pocas cosas hay más sagradas para cualquier pueblo que
honrar a sus muertos y despedirse de ellos. Es algo común en todas las
culturas del mundo. En todas, excepto en la cultura troglodita de nuestra impresentable patronal.
Cuando se muere una madre, un marido, una hija o un abuelo, uno no se
va de juerga al tanatorio ni emplea esos días de permiso por defunción
para llegar al cementerio, echar dos palmos de tierra sobre el féretro y
regresar. Es un tiempo para gestionar mil papeleos, consolar a los que
se quedan solos y llorar por alguien querido al que nunca más verás. Por
eso es tan inhumana esa reciente propuesta de la patronal de reducir el
permiso por la muerte de un familiar “porque los viajes ya no se hacen
en diligencia” ( literal).
Lo que plantea la patronal, más que a la diligencia, recuerda a la
locomotora de vapor: una vuelta paulatina a los peores años de la
revolución industrial. La modernidad, según la CEOE, consiste en
regresar al siglo XIX eliminando todos los derechos que han logrado los
trabajadores. Con el argumento de que la protección del obrero es algo
de hace 50 años, la patronal pretende retroceder en el tiempo un par de
siglos más.
Desde la CEOE cuestionan el absentismo
laboral y ponen el grito en el cielo ante estos mínimos derechos; piden
de todo porque de todo les dan. Sin embargo olvidan que el absentismo
laboral ha caído a mínimos históricos con la crisis, con el miedo al
despido barato de la reforma laboral. En muchos casos, no es que los
trabajadores no se pongan enfermos ahora, sino que van enfermos a
trabajar. En Alemania –entre otros países europeos– hay incluso permisos para cuidar de un hijo enfermo que aquí no se pueden ni soñar; de la legislación alemana, la CEOE solo reivindica los minijobs.
La modernidad que propugna la patronal se ve también en este gráfico demoledor.
En el reparto de la tarta de la riqueza nacional, por primera vez desde
que existe esa estadística en España, las rentas empresariales han
superado a las rentas de los trabajadores. En los años ochenta, nueve
millones de asalariados conseguían el 53% de la riqueza de España. Hoy,
con 16 millones de trabajadores, solo llegan al 44,6% y cada mes este
porcentaje se reduce aún más, a medida que aumenta la desigualdad. Bajan
los salarios, suben los beneficios empresariales. Pero la patronal cada
día exige más.
CUANDO LOS SINDICATOS FLAQUEAN LA PATRONAL SE CRECE |
No hay comentarios:
Publicar un comentario