Son tiempos
en que se precisa
contrastar,
saber,
opinar,
y si no es mucho pedir...
tomar partido.
TERESA ARANGUREN* *Periodista y escritora 21/11/2012 07:51 Actualizado: 21/11/2012 08:01
Todo suena a "ya visto", a mil veces repetido y mil veces olvidado. El lanzamiento de la operación Pilar defensivo sobre Gaza, nos remite al escenario, incluida la proximidad de elecciones en Israel, de la denominada Plomo Fundido, entre diciembre de 2008 y enero de 2009, que se saldó con 1400 muertos de los que más de 300 eran niños; y a Lluvias de Verano en el verano de 2006, con 450 muertos; y a Días de Penitencia, septiembre 2004 , con más de un centenar de muertos ; y a Cinturón de Defensa,
abril 2002, en Cisjordania, más de 500 muertos... ¿Hasta dónde podemos
remontar la lista? ¿Hasta la matanza de Deir Yassin en abril de 1948 que
marcó la estrategia de expulsión de la población palestina de lo que
entonces aún era su tierra? ¿O hasta el más reciente muerto palestino,
en Cisjordania o en Gaza, por el disparo de un soldado israelí?
Pero
no, no hay que remontarse a la historia, ni siquiera a la de hace unas
semanas. No es ese el guión aceptado. El guión aceptado por la
diplomacia occidental y por desgracia también por la mayoría de los
medios de comunicación, dice que los hechos comienzan en el momento en
el que un grupo de milicianos de la Yihad o de Hamás lanzan cohetes
sobre Israel. Y que los bombardeos por tierra mar y aire del ejército
israelí son una operación de represalia. Los cohetes de Hamas nunca son
represalia. Las bombas de Israel siempre lo son.
Ni
los ya seis años de bloqueo, ni la sucesión de ataques, el último el
pasado 4 de noviembre, de soldados israelíes contra las gentes de Gaza
son relevantes. Lo relevante es reconocer el derecho de defensa de
Israel. Dicho esto se puede adoptar el gesto compungido de rigor para
pedir contención a las partes y, a ser posible, recordar una vez más
antes de terminar el párrafo, que el problema es Hamás.
Que
el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, o el inefable Tony
Blair sigan tan sumisamente el discurso israelí es triste pero digamos
que se entiende desde la perspectiva de que nadie espera de ellos un
relato veraz de los hechos. Más grave es el seguidismo de los medios de
comunicación al relato israelí. El modo en el que se asume el lenguaje y
la versión de la potencia ocupante resulta obsceno. Se titula
"operación de represalia israelí" y ni siquiera se tiene la precaución
de añadir junto al término represalia "según el ejército" o "según el
gobierno de Israel". Se normaliza la aberrante expresión "asesinato
selectivo" incluso cuando se sabe que rara vez es selectivo pero siempre
es asesinato.
Se
dice "Israel bombardea objetivos de Hamás" aunque los hechos muestren
una carnicería de civiles culpables quizás de haber votado a Hamás. Se
hace hincapié en el miedo de la población de Israel a los cohetes
palestinos hasta el punto de crear una falsa equivalencia entre su miedo
y el atroz sufrimiento de la población encerrada en Gaza. Se obvia
recordar que "el castigo colectivo" es un crimen de guerra. Se elimina
el término ocupación a la hora de contar lo que pasa. Se acepta como
expresión de los hechos lo que es versión israelí de los hechos. Y se
acepta como parte del derecho de Israel a defenderse , el derecho a
atacar como, cuando y donde quiera. Atacar y amenazar. Por ejemplo a la
Autoridad Palestina por seguir adelante con su solicitud de ingreso en
Naciones Unidas.
Y no
pasa nada. Será que el reconocimiento de Palestina como estado
observador en Naciones Unidas representa una amenaza a Israel y hay que
aceptar de antemano su derecho de represalia. Será que el derecho a la
defensa de Israel implica que la población palestina expulsada de su
tierra en 1948, viviendo bajo ocupación militar en lo que queda de su
patria, no tenga nunca derecho a defenderse. O simplemente a existir.
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