CUCHILLA |
CUCHILLAS.
A lo largo del día, en la "tele"
¡Atención!... habla: Mercedes GarcÍa
Exdirectiva del laboratorio Gilead.
Con voz engolada,
como desde un elevado púlpito,
hiere.
Una descarnada explicación.
Muestra inequívoca de lo im-bebible.
Un coctel de dolor y avidez por del dinero.
Muy por encima de la compasión.
Mercadeo.
...
Y remata la tarde el artículo que traslado.
El llegar a justificar cualquier camino en la vida,
para lograr un descubrimiento científico, no nos vale.
Y menos aún, generar una dudosa "selección de la especie"
Es profundamente AMORAL.
No quiero ni pensar,
las barbaridades que se pueden hacer,
en aras de la ciencia.
Pero la tendencia natural del hombre,
a hacer el bien,
ha mantenido a sanitarios e investigadores,
bien "agarrados" a la ética.
Salvo excepciones,
que hieren como cuchillas.
Paracelso
CADENA SER
El creador del Sovaldi: "España no puede dejar morir a sus pacientes"
El químico egipcio, Raymond Schinazi ha concedido una entrevista a la Cadena SER en la que justifica el precio de los nuevos medicamentos contra la Hepatitis C, "es el negocio, tenemos que ganar para volver a invertir en nuevas moléculas". Gilead invirtió 11.000 millones de dólares en hacerse con la patente del Sovaldi, pero "han ganado 120.000 millones con esa inversión"
En 1998, creó su laboratorio, Pharmasset. Lo hizo junto a un grupo de amigos, empezaron trabajando sobre el Sida. Pero fue en 2004 cuando se lanzaron a trabajar con la molécula que se acabó convirtiendo en el Sovaldi.
“Empezamos invirtiendo 40 millones de dólares, hasta llegar a los 120 millones”, nos cuenta Raymond Schinazi, este químico egipcio, que tuvo que abandonar su país con solo 13 años.
Llegó a oídos de la multinacional Gilead que estaban trabajando en esa importante molécula. Fue entonces, en 2012, cuando Gilead llamó a su puerta. Le ofrecieron 11.000 millones de dólares por su laboratorio. Aceptó, pagaron, vendió, y así, esa multinacional sustentada por varios fondos de inversión, se quedó con la patente del Sofosbuvir (principio activo del Sovaldi). El propio Shinazi admitió en una publicación del 'Laboratory of Biochemical Pharmacology' de la Universidad de Emory (USA) la brecha que existe entre el precio comercial, 70.000 dólares, frente a lo que realmente cuesta el Sovaldi, "el coste para el fabricante para un tratamiento de 12 semanas es de 2.800 dólares".
Aún así, cree que "hay que felicitar a Gilead por haber asumido un riesgo muy alto cuando nadie se atrevía”, porque según el doctor Schinazi, hicieron una inversión millonaria, sin saber cuántas fórmulas de las que estaban investigando “acabarían en el cementerio de las moléculas”, es decir, ensayos que no llegaron a nada.
“Nadie nos pagó esos fracasos. Gilead también falló con sus moléculas. Por eso, también hay que pagar las cosas que fallan”. Así se defiende el doctor Schinazi sobre las críticas por el precio “desorbitado”, según varios países, profesionales y pacientes.
“¿Cuál es el precio razonable? ¿30.000 dólares?”, nos pregunta Raymond Shinazi, que se resiste a explicarnos si 70.000 dólares le parece un precio justificado. A cambio, nos pone varios ejemplos para ilustrar su respuesta.
El primero, “cuando uno paga dos dólares por una botella de agua, nadie se pregunta, cuánto cuesta realmente el agua. Ese es el negocio, uno lo paga porque sabe que es mejor. La diferencia es que el nuestro es el negocio con la vida”.
Niega la codicia de los laboratorios, y se muestra muy tajante en este aspecto, “si no vas a dar dinero a la innovación, cerraremos las industrias farmacéuticas”.
No oculta que el dinero es su motor. “Necesitamos ganar (dinero) para poder invertir en nuevas medicinas. Yo voy a utilizar el dinero que he ganado para invertir en una nueva medicina para mejorar las actuales”.
Sus inicios fueron muy duros. “El precio de las acciones de mi laboratorio valían 1 dólar. Nadie quería ayudarme. Nadie me dio nada”. Por eso, tuvo que costearse todo “con mi tarjeta de crédito”.
En su caso, asumió un riesgo, por eso, quiere recuperar lo invertido, y se pregunta, “¿Cómo vamos a hacer el trabajo con aire?”.
El Sida es el segundo ejemplo que da el creador del Sovaldi para defenderse de las innumerables críticas sobre el desorbitado precio que exigen las farmacéuticas por estos medicamentos. “Una persona con Sida puede llegar a tratarse durante, al menos, 30 años. Por cada paciente se paga de media entre 10.000 y 20.000 dólares al año. Pero no cura”.
Pero su medicina, el Sovaldi, defiende, “sí cura”. Por eso, cree que los gobiernos, entre ellos, el español, no han terminado de entender “que en el caso de la Hepatitis C no estamos ante un tratamiento, sino ante un medicamento que cura. “Y cuando tienes el mejor”, añade, “hay que pagar más”.
España debería mejorar su negociación
Según Raymond Shinazi, el Gobierno español debería hacer un esfuerzo mayor para que este medicamento “llegue a todos los pacientes que lo necesitan”. De entrada, recomienda al Ministerio de Sanidad que mejore su estrategia de negociación con los laboratorios, entre ellos con Gilead.
“España debería decirles, ‘dame 100.000 dosis para curar a 100.000 españoles. Pero debes garantizarme el 95% de cura. Si no, yo no te pago”, una fórmula que según el doctor Shinazi, Gilead “aceptaría”.
Desde Atlanta, donde su ubica la Universidad de Emory en la que Raymond Shinazi trabaja como profesor, se muestra categórico. “España debería gastarse el dinero en este cura”, y añada, ¿O prefieren seguir pagando medicamentos viejos que no funcionan? No hay nada que pensar, es muy simple”.
“No se puede dejar morir a la gente”
El gran dilema es decidir quiénes deben recibir este medicamento, un reto condicionado por el altísimo precio de estos medicamentos. El doctor Schinazi, es claro, “dárselo a todos es un gasto de dinero. Primero hay que tratar a los que están muy enfermos”. Es decir, a los pacientes que han alcanzado las dos últimas fases de la enfermedad, ‘F3 y F4’.
“Son los que más lo necesitan”. El resto, dicen, este químico egipcio “no es tan necesario, por ahora”.
Para ilustrarlo pone otro ejemplo muy gráfico, “es como un barco que se está hundiendo, primero hay que salvar a las mujeres y los niños, después a los hombres Eso es lo que hay que hacer. Salvar primero a los que están muy enfermos”
Con la inminente llegada de nuevos medicamentos, incluso más potentes que los actuales, los expertos creen que los precios de los fármacos que se están limitando ahora, bajarán de precio.
Ese escenario, también lo contempla el creador del Sovaldi. Y es en esa bajada, donde ve la solución para el resto de pacientes menos graves. “Una vez que los precios bajen, es cuando deberíamos empezar a dárselo a todos los pacientes. Es importante tratar a las otras personas pero de momento no hay prisa”.
Incluso se atreve a hacer un vaticinio, “en 10 años, en España estas medicinas llegarán a todos los españoles, no solo a los graves, también a los que están en fase 1 y 2”.
Raymond Shinazi cree que es importante el censo de pacientes que ha puesto en marcha el Ministerio de Sanidad, pero alerta que es vital que “al mismo tiempo, se siga tratando a los pacientes graves. Es una cuestión de ética. No puede dejar a esta gente sin tratar. Es importante tratarles. No se les puede dejar morir”.
“Es un medicamento milagroso”
A este químico egipcio no le parecen desmesuradas las comparaciones que hacen entre su descubrimiento y la penicilina, ‘hay quienes defienden que el Sovaldi es la penicilina del Siglo XXI, ¿Qué le parece?’
“La penicilina fue la primera cura contra una bacteria, también fue una molécula milagrosa. Con el Sovaldi es la primera vez que tenemos un medicamento que funciona contra el virus, no solo trata, sino que cura, esa palabra es muy importante. El virus no puede volver a salir. Es la primera vez en el mundo que un medicamento cura un virus como este”.
Aún así, el doctor Shinazi no se ve recogiendo un día el Premio Nobel de Medicina. “Mi premio es salvar vidas, el Nobel no me importa. Será la primera vez que utilicemos una medicina para curar el mundo de Hepatitis C”.
Pero para que esa lucha prospere, para erradicar esta enfermedad, “se necesita que los países tengan voluntad de curar. El verdadero terrorismo es el cáncer, no solo es el Estado Islámico. Se muere más gente por Hepattiis C (que por terrorismo)”.
Según Shinazi, el Sofosbuvir es una molécula poderosa, pero “el Sovaldi solo no es suficiente, necesita otra molécula, sola no es tan buena”, por eso debe combinarse con otros medicamentos como Simeprevir (Olysio) o Daclatasvir (Daklynza), “si juntamos dos moléculas, entonces el ataque contra el virus es muy fuerte”
Admite que le sorprendió su descubrimiento, “me sorprendió que el sovaldi no tuviese resistencia”. Destaca las bondades de este medicamento, que además, insiste, no tiene efectos adversos. “No hemos encontrado efectos adversos. Es como un placebo. No hay ningún problema. La hemos estudiado muy bien. No ha toxicidades. Es como una aspirina, es una droga muy buena. No quiero decir que nunca haya un problema”.
¿Expropiación de patentes?
Sobre el debate abierto para ‘expropiar la patente’ de un medicamento, ante una demanda universal, como es la Hepatitis C. Si España hace eso, "un día un español descubrirá algo importante, un medicamento contra el cáncer. Y le copiarán. ¿Quieres que EEUU no le pague a España por ese descubrimiento?".
Sus vínculos con España
La vida del doctor Raymond Shinazi está muy ligada a España. Tras abandonar Egipto, acabó en Italia, después a Inglaterra, hasta que su padre se asentó en Burgos (por eso habla tan bien español).
“Fue en los años 60. Trabajó en Campofrío, por entonces era una empresa muy pequeña, ayudo mucho a exportar carnes a otros países”.
A Raymond Shinazi también le gustaría poder ayudar a España, al menos, con sus conocimientos sobre la Hepatitis C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario