«Mi madre murió desangrada, faltaban medios en el hospital porque era agosto»
Día 20/07/2014 - 11.43h
Carta de una joven al SAS para que no cierre servicios vitales en verano
Una joven sevillana ha pedido al SAS que no recorte gastos
cerrando unidades hospitalarias de las que depende la vida de una
persona después de haber perdido a su madre el pasado mes de agosto,
coincidiendo con la falta de medios que había en el Virgen del Rocío de
Sevilla. Ha querido denunciar en los tribunales el calvario que pasó su madre pero dice que solo las tasas judiciales le cuestan 37.000 euros, una cantidad que no está a su alcance.
Por eso ha escrito una carta en la que pide que no haya más recortes «porque al menos así se aliviaría mi impotencia».
Elena Troya Leal, con domicilio en Camas, y como hija de la
fallecida Eduarda Leal Almeda, sitúa los hechos en julio del pasado año
y destaca que su madre estaba entonces diagnosticada hace un año y medio de cirrosis hepática medicamentosa.
Entonces fue atendida en urgencias del Hospital General
Virgen del Rocío de ese mes a causa de una hemorragia digestiva,
secundaria a su proceso hepático. La ingresaron en la Unidad de Sangrantes donde se recuperó favorablemente. Pasado el sangrado fues trasladada a planta de Digestivo y allí se le complicó una hernia que padecía y que se estranguló.
La noche del 30 de julio fue intervenida de urgencia de la
hernia, los cirujanos informaron que la intervención resultó
satisfactoria, y pasó a su cama de la habitación 460 de la 4ª planta.
La Unidad de Sangrantes estaba cerrada
Pero el 5 de agosto a las 14.45 volvió a sangrar. «Nos informaron que la Unidad de Sangrantes estaba cerrada, que en la UCI no tienen camas y que en Cuidados Intermedios tampoco hay ninguna libre. El
personal se notaba agobiado por tener que atender a una paciente con un
sangrado agudo con los medios y el personal disponible, oímos hablar de
pedir sangre al banco y que había que esperar, pasó una hora y media
antes de que a mi madre se le pusiera la primera bolsa de sangre,
durante este tiempo no fue ni monitorizada para saber al menos si
mantenía las constantes dentro de un rango aceptable», dice Elena Troya.
«Estaba muy grave pero al no haber camas tenía que quedarse en planta»
Por la tarde le comunicaron que la llevaban, de nuevo, al
quirófano. «No sabemos exactamente - sigue- el motivo por el que la
llevaron, si era para reintervenirla o para cauterizarle alguna variz. Lo que sí nos comentó el médico de guardia es que tenían que trasladarla al quirófano porque la Unidad de Sangrantes estaba cerrada».
Eduarda salió del quirófano a las 00:45 y fue trasladada,
de nuevo, a la habitación 460. «Nos advirtieron que estaba muy grave
pero que, al no haber camas ni en sangrantes ni en intermedios o UCI tenía que quedarse en planta».
«Pasamos ella y yo una noche terrible, con mucho miedo, yo la veía agonizando, estaba fría, con la mirada perdida,
y casi sin fuerzas para hablar, parecía estar en estado de semi shock,
le pregunté a la enfermera que por qué estaba así. Me dijo que había
perdido mucha sangre y que la que le habían puesto no le había llegado
aún al cerebro».
Monitorizada por su propia hija
La enfermera llegó con un monitor, la monitorizó y «parece
que los parámetros de mi madre no estaban en los rangos normales ya que
no dejaba de sonar la alarma, pero me dijeron que cuando sonase la
apagase en un botón que me indicaron, se fueron y apagaron las luces de
la habitación y del pasillo».
«Yo me pregunto, ahora que tengo la tranquilidad y la
lucidez para pensar, si un monitor sirve para avisar de cualquier
anomalía en la situación de un paciente, ¿para qué me dicen que yo misma lo apague?, ¿el monitor en sí mismo tenía alguna misión en la mejoría de mi madre o se lo pusieron para darme la sensación de que se estaba haciendo algo por ella?,
entiendo que el monitor no es más que un instrumento que sirve para
orientar de la situación clínica de un paciente, en su caso creo que era
importante saber el ritmo cardíaco y la saturación de oxígeno, un
aumento de la taquicardia o un descenso de la saturación podrían indicar
un nuevo sangrado y si no un empeoramiento, pero si el personal no
tenía constancia ya que era yo quien apagaba la alarma, de nada servía el dichoso monitor».
«Mi madre ha muerto desangrada, posiblemente habría muerto igual»
A la mañana siguiente, el día 6 de agosto a las 9:30 el personal entrante, médicos y enfermeras, ya con sus caras lo decían todo. Entró
uno de los médicos habituales del equipo y salió al momento con la cara
descompuesta y las manos en los ojos. Elena intentó hablar con él pero
no fue posible, media hora más tarde llegó su médico y le comunicó que
no hay más remedio que operarla y colocarle un dispositivo, un stent,
para evitar otro sangrado que no podría resistir.
Ese mismo dia a las 12.40 horas se la llevan a quirófano,
muy debilitada y en peor situación que la noche anterior. A las 14.00
horas nos comunicaron que la intervención había salido bien, pero que
las próximas 48 horas serían determinantes y críticas. Permaneció en la
sala de despertar toda la tarde. Cuando su familia pudo verla la halló «inconsciente, intubada y muy hinchada, también muy fría».
Le comunicaron que no respondía al tratamiento.
A las 21.18 informaron a los familiares «lo que ya esperábamos: no ha resistido la operación, ha fallecido por parada cardíaca».
«Había una notoria falta de medios»
«He sido testigo junto con otros familiares en este
episodio del ingreso y fallecimiento de mi madre de la falta de unidades
adecuadas para pacientes críticos, mi madre ha muerto desangrada, posiblemente habría muerto de todas formas, pero da la coincidencia que había una notoria falta de medios, no ha sido atendida adecuadamente por tratarse del mes de agosto,
he sido testigo de la tensión y sobrecarga de trabajo del personal,
teniendo que atender a una paciente critica en una planta de
hospitalización sin haber tenido ningún tipo de refuerzo, por lo que la noche del 5 de agosto entiendo que fue el punto de inflexión donde mi madre ya entró en el punto de no retorno, fueron horas preciosas perdidas en su atención», relata Elena Troya.
Seguidamente agradece al personal «su tesón, profesionalidad y esfuerzo, y el trato que le han dado a mi madre».
Pero la Unidad de Sangrantes también se cerrará este año y «así se está haciendo desde hace siete u ocho años», según fuentes del Virgen del Rocío, debido a la escasa demanda y al bajo índice de ocupación de las 5 camas que tiene. Además, dicen que los pacientes pueden ser atendidos en la
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