Federico Noriega
ESTOY HARTO DE
ANALISIS SOBRE LA CRISIS
Ya sé que algunos
me dirán que soy un analfabeto por decir esto, que los análisis son
imprescindibles para saber que está pasando, y como nos ha sucedido,
y blablabla.
Pero algunos ya
sabíamos lo que iba a pasar desde antes del 2008, habíamos leído a
los economistas y politólogos no oficiales. Veníamos trabajando en
colectivos y movimientos sociales muy apegados a la realidad, a la
globalización, etc. y sabíamos de sobra como terminaría todo. Por
tanto estamos empachados de realidad práctica y teórica.
Lo que yo necesito son
salidas, lo que necesitamos son soluciones factibles para acabar con
esta corrupción, esta degradación y esta indignidad a la que nos
están sometidiendo en nombre de las sagradas políticas de
estabilidad, de la troika, de la UE, de los partidos del régimen, de
la corona corrupta, etc. etc.
Las soluciones a
cada problema las sabemos de sobra, a la vivienda, la dación en
pago, la deuda, la participación democrática, la regeneración
política, y mil cosas más que debatimos en los ágoras de la calle,
en las listas de correos, en las asambleas y los grupos de trabajo de
barrio.
La pregunta es
“quién le pone el cascabel al gato”.
Multitud de grupos y
colectivos dispersos, mareas que luchan en su campo de trabajo como
gato panza arriba, asambleas del 15M que languidecen en los barrios
ante la impotencia de cambiar las cosas y el dogmatismo seudopurista
de los asambleitis enfermizos. Manifestaciones multitudinarias, que
cada vez van quedando en menos por la creencia de mucha gente de que
no sirve de nada, etc.
¿Qué esperábamos,
que se iban a rendir los poderes ocultos de la economía y la
política al ver a la mayoría del pueblo en la calle y en las
encuestas? Alguien pensaba que estos poderes tenían algún barniz
democrático u honesto? Que el PSOE era de verdad el partido de los
trabajadores y las clases medias progresistas?, que el PP es un
partido democrático y no un verdadero caballo de Troya del
tardofranquismo y fascismo de nuevo cuño? Pues lo siento, ESTABAN
EQUIVOCADOS.
Ya sólo me interesa
saber como los vamos a derrotar, a expulsar y juzgar. Y para eso, el
único análisis que me interesa en estos momentos es saber COMO,
CUANDO Y EN TORNO A QUE ideas nos vamos a unir esa gran mayoría del
99% para derrotarlos y pasar la página de la historia nefasta que
estamos viviendo.
Algunos dicen,
“Tenemos que seguir en las movilizaciones y unir luchas” por
supuesto, ¿hay alguna duda de eso?, pero esta es la única
estrategia para derrotarlos. Llevamos varios años saliendo a la
calle con mil frentes abiertos, pero no se mueven un centímetro.
Están bien protegidos, por los poderes financieros, la UE en manos
de los mercaderes, los organismos antidemocráticos mundiales, FMI,
OCM, BCE, etc. que les dicen todos los días….Aguantad que los
pueblos se cansan y se rendirán a nuestros deseos y políticas. Un
poco de vaselina y mucho de mano dura, leyes represivas, reformas
continuas, la teoría del SHOCK a lo bestia.
No podemos acudir
tampoco a las organizaciones tradicionales de lucha que en otros
tiempos formaron la barricada de la dignidad y los derechos sociales.
Los sindicatos se encuentran entre la traición y el estupor, y los
combativos están divididos y demasiado débiles para convocar la
huelga general indefinida que merecería la ocasión.
De los partidos de
izquierda, mejor no hablar……..los cómplices, los sectarios, los
auténticos y verdaderos, y los “ni chicha, ni limoná”.
Descartando por
supuesto cualquier tipo de violencia organizada, por antiética y por
estrategia derrotada, parece que sólo nos queda la terrible elección
de meter los pies en el barro y apelar a la sensatez y el sentido
común, aunque sea el menos común de todos los sentidos. Debemos
derrotarlo en su terreno también, y digo también porque no podemos
fijar la estrategia a un solo frente. SIN MOVILIZACIÓN SOCIAL NO
HABRÁ CAMBIO SOCIAL ALGUNO. Pero ese cambio social y mental que
estamos percibiendo en una mayoría social, hay que refrendarlo con
medios legales y legítimos, la misma mayoría social que tiene que
hacer el cambio, no lo permitiría de otra forma, salvo que algunos
sigan abogando aún por la vanguardias revolucionarias y visionarias,
que al final terminan reproduciendo el mismo mal que pretenden
suprimir.
Creo humildemente,
que todos los colectivos sociales que estamos en esta pelea contra la
crisis, estamos llamados a una GRAN ALIANZA DE CAMBIO SOCIAL, por una
autentica y verdadera REVOLUCIÓN DEMOCRATICA del siglo XXI. Muy
probablemente una alianza temporal, porque tarde o temprano los lazos
de unión de esta alianza que tiene que ser de mínimos forzosamente,
saltaran por los aires en cuanto se produzca el cambio de régimen,
y no será malo que eso sea así., porque la nueva democracia que
pretendemos la mayoría, no es un fin en si misma, sino un carril de
vía ancha, un tránsito para que todas las posibles vías de cambio
social se puedan asentar, debatir, poner en práctica y resultar
elegidas por la gente si lo estiman oportuno. Será el pistoletazo de
salida para que aquellos grupos organizados que quieren ofrecerle a
la gente un horizonte definido de cambio, puedan tener una
herramienta útil en la democracia participativa y directa que
queremos implementar.
Pero hasta ese
momento, hasta que el PROCESO CONSTITUYENTE no esté en marcha, y con
todas las zancadillas y obstáculos que sin duda tendrá que vencer,
no esté avanzado, necesitamos esa GRAN ALIANZA DE LA MAYORIA SOCIAL,
que no puede ser sólo de la izquierda, sino de toda la ciudadanía
comprometida con una democracia avanzada.
Y los procesos
electorales son la forma en que la mayoría ciudadana puede ver
legitimada y reforzada esa transformación social.
La CANDIDATURAS UNITARIA
CIUDADANAS Y CONSTITUYENTES, o PLATAFORMAS, o etc. que el nombre es
lo de menos, son la herramienta necesaria y urgente.
Muchas iniciativas
están en marcha, con más o menos éxito por todo el territorio
nacional. Pero ninguna de ellas por separado tendrá la fuerza
suficiente para barrer la basura política que nos atenaza.
Necesitamos un pacto de generosidad y solidaridad, temporal pero
fuerte, hasta culminar los objetivos. Que si lo hacemos bien, puede
darse en una sola legislatura.
Los que nos
consideramos CONSTITUYENTES, porque creemos y hemos apostado por la
vía democrática que consideramos imprescindible para un verdadero
cambio social de bases. Estamos llamados a trabajar en esa dirección,
y no digo que los constituyentes tengamos que formar o encabezar esas
Candidaturas Unitarias Constituyentes, ni mucho menos, sino que
debemos trabajar en los cimientos de la casa, como lo hemos hecho en
la puesta en valor y divulgación de la idea del PROCESO
CONSTITUYENTE.
En las bases, en los
colectivos sindicales y de barrio, en organizaciones y universidad,
grupos diferentes pero que comparten esta visión de cambio, en todos
los colectivos existentes por esta idea central. Constituir esta
Unidad, esta Alianza. Convenir en cuales son esos puntos mínimos
que todos compartimos, las claves del cambio de reglas de juego que
pasan por supuesto por el proceso constituyente y políticas sociales
y antineoliberales, y ofrecer una horizonte de esperanza a los
millones de ciudadanos que lo están esperando, antes de que pierdan
la fe definitivamente en un cambio posible.
Para que esto llegue
a buen puerto, tenemos que ser tenaces, pero flexibles en nuestra
posturas. Tenaces para convencer de las ideas importantes, sobre todo
el cambio constitucional y el proceso constituyente, y sobre todo el
carácter estrictamente ciudadano que debe tener esta iniciativa, y
flexibles en la negociación con todo el mapa social y político que
tenemos a nuestro alrededor.
Olvidar viejas rencillas y
apriorismo, porque son muchos y muchas las que han pasado de la
complacencia al estupor, y todos tenemos derecho a cambiar y
recapacitar.
Tragar quizás
algunos sapos, y saber que la historia no nos va a perdonar la
oportunidad perdida de la transformación social.
Vamos a pasar de una vez
de los análisis sobre lo que ha pasado, y vamos a ponernos a
trabajar en como vamos a solucionarlo de una forma democrática,
solidaria, afectiva y unitaria.
Sevilla, 11 Octubre de
2013
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