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El Franciscano Arzobispo de Tánger pide que las cuchillas de la valla de Melilla sean puesta en la puerta de la casa del ministro del interior Fernández Díaz
Posted on 24 agosto 2014
“A
los delegados del gobierno (en Ceuta y Melilla) ya no puedo
escucharles. Les tengo pánico. Cada declaración que hacen es más
inhumana que la anterior”.
Redacción Fin de Semana:
Como
así pública El Confidencial en entrevista de Elena González, en Tánger
(Marruecos), el franciscano arzobispo de Tánger), pide que las cuchillas
de la vallas sean puesta en la puerta de la casa del ministro del
interior Jorge Fernández Díaz.
Llegó a Marruecos hace siete años
desde la diócesis de Astorga, donde era párroco, y por aquel entonces se
preguntaba: “¿Por qué tendrán que venir desde sus países? ¿Por qué
tienen que intentar pasar la frontera? Entonces llegas aquí, les tienes
delante y todo aquello que te parecía tan razonable, que te parecía tan
lógico, se te derrumba en un momento”. Santiago Agrelo, 72 años,
arzobispo de Tánger, es el azote del discurso oficial -el español, el
europeo- en el tratamiento de la inmigración.
Lleva años denunciando las violaciones
de derechos humanos que se cometen contra los inmigrantes por parte de
España y de Marruecos y en lugar de hostias reparte culpas: “Con los
cientos de muertos de Lampedusa las autoridades europeas lloraron
lágrimas de cocodrilo y prometieron no-sé-cuánto y no hicieron nada.
¡Nada! Entonces, para eso, no vayáis a llorar. Eso te repugna. Es un
insulto para los muertos”. También tiene para dar a Marruecos, aunque se
muestra agradecido por el hecho de que las autoridades marroquíes les
dejen trabajar proporcionando ayuda a los inmigrantes.
Después de las agresiones en el barrio
tangerino Boukhalef, la semana pasada, cuando un grupo de marroquíes
persiguieron con palos y machetes a los inmigrantes subsaharianos,
Agrelo se subió al púlpito para señalar: “Según los testimonios que
llegaron aquí, la policía estaba presente y no intervino para detener a
los agresores. Eso me llamó mucho la atención. Yo lo dije al día
siguiente en la catedral, aunque sea una provocación: Si es así, hace
pensar que los agresores eran también policías”. Sin embargo, Agrelo
cree que la responsabilidad de Marruecos por haber aceptado ser el
gendarme de Europa es compartida, de pagado y pagador, para que Europa
pueda limpiarse la conciencia, porque “éstos (Marruecos) no se dejan
mandar, pero pagar sí. El pagado tiene su responsabilidad, pero quien
paga también tiene mucha responsabilidad. Eso lo entiende hasta un niño…
hasta yo lo entiendo”.
‘Con los cientos de muertos de
Lampedusa las autoridades europeas lloraron lágrimas de cocodrilo y
prometieron no-sé-cuánto y no hicieron nada. ¡Nada! Eso te repugna. Es
un insulto para los muertos’
Uno de los casos que más ha indignado
al padre Agrelo es la tragedia del Tarajal, en febrero pasado, cuando
quince personas murieron ahogadas junto a Ceuta mientras la Guardia
Civil disparaba pelotas de goma: “La violencia se ejerce a un lado y al
otro. A mí me extrañó mucho en la Guardia Civil, yo la respeto un
montón, me sorprenden cosas como lo de El Tarajal. No puedo comprender
que haya personas ahogándose y que en vez de ayudarlas a salir del
apuro, les estés complicando la vida de la manera que sea, aunque sea
tirándoles caramelos. Y nadie ha asumido la responsabilidad. España
tiene también sus muertos, éstos son sus muertos y no se han asumido
responsabilidades políticas. Eché en falta que en Ceuta se declarase un
día de luto, al menos, para enviar el mensaje: ‘Vuestra vida tiene
importancia y os reconocemos como nuestros’; pero no ha pasado nada y
nadie asume un mínimo de responsabilidad, así que les han dejado con las
vergüenzas al aire”.
Desde la tranquilidad del claustro de
la iglesia, Agrelo se enerva cada vez que escucha las declaraciones de
un político: “A los delegados del gobierno (en Ceuta y Melilla) ya no
puedo escucharles. Les tengo pánico. Cada declaración que hacen es más
inhumana que la anterior. Hablan de lugares comunes: mafias, inmigración
ilegal, avalanchas, asaltos… ¡Callen, por favor! Se refugian en
palabras mágicas. Mafias, ¿qué son las mafias? Las mafias son una
creación de los gobiernos en cuanto que si los gobiernos facilitaran a
estas personas la posibilidad legal de pasar, no tendrían que recurrir a
alguien para que les explote, para que les saque dinero, que les lleve a
una situación de peligro de muerte”.
“En los púlpitos hay mucho discurso anti-inmigrante”
El arzobispo subraya que España está
violando los derechos humanos de los inmigrantes, por ejemplo, con la
colocación de concertinas en la valla de Melilla: “La malla anti trepa
que la pongan para quien quiere trepar, pero no a la gente que quiere
vivir. Las cuchillas son una violación manifiesta de los derechos
humanos, una violación de la integridad física de estas personas… yo se
las pondría al ministro de Interior a la puerta de su casa, para que no
pudiera entrar”.
Le quedan tres años al frente del
Arzobispado en Tánger y no parece que nadie le vaya a callar, ni
siquiera en el seno de la Iglesia, para quien también tiene palabras de
reproche por hacerle el juego al gobierno, “porque en los púlpitos
todavía hay mucho discurso anti-inmigrante. Cuántas veces hablo con
sacerdotes y me encuentro con el mismo discurso que hace el ministro del
Interior… que es el mismo que hace 13 TV, la televisión de la Iglesia, y
es una prolongación del Gobierno. Hombre, no, por Dios. La Iglesia no
puede estar jamás con el poder frente a los pobres, por muy legítimo que
sea el poder. La Iglesia tiene que estar con el que tienen necesidades,
que parece que somos nosotros los portavoces del gobierno. ¡Pues no!”.
’No puedo comprender que haya personas
ahogándose y que en vez de ayudarlas a salir del apuro, les compliques
la vida de la manera que sea.
España tiene también sus muertos’
A Santiago Agrelo se le han muerto dos
chavales muy jóvenes en el Estrecho, en los últimos días, cuando 1.300
personas llegaron a las costas de Cádiz. Formaban parte de un grupo de
música con el que trabajan en el Arzobispado. “Dos llegaron a la otra
orilla y uno se quedó en el mar. De estas experiencias, al cabo del año
tienes una montaña de ellas. A mí se me han muerto familias enteras en
el Estrecho que yo había bautizado aquí… y claro, eso para el Gobierno
no significa nada, pero para nosotros es nuestra familia”.
Explica que en el Arzobispado no les piden credenciales ni certificado de penales, que ayudan a todos los que llegan, como las once personas que tuvieron que refugiarse en la iglesia el viernes pasado. Temían volver a entrar en sus casas después de los violentos incidentes en Boukhalef. Y promete seguir dando guerra: le quedan tres años; después, espera volver a su Rianxo natal, donde seguirá pidiendo que se regule la inmigración, no que se impida.
CONCERTINAS, LAS CUCHILLAS ASESINAS. |
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