Cada vez con mas frecuencia, los gritos en la calle son descalificados.
Si se alza la voz un tono mas alto del nivel de su diapasón.
Si se pisa un solo adoquin un centímetro mas allá del perímetro.
Si visualizan unas pupilas que miran con ansia un hueco para gritar de puertas adentro en el congreso.
Y hay de aquel que se cuele por alguna gatera.
Y hay de aquellos que quieran mostrar fuerzas a una fureza que ya no reconocen legítima.
De la sangre en Atocha, algunos hacemos responsables, a aquellos que no escuchan las voces
de los manifestantes, por vueltas que pudieran darle al perímetro de España.
Y la prensa... complice.
Palafreneros de la voces mas impetuosas.
Lacayos de los recortadores.
Las de Atocha, eran las voces y los gestos de los cientos de gritos no escuchados.
De los gestos no atendidos.
Gestos más dignos, que la mejor de las "peinetas" dedicadas a un pueblo que ya no aguanta.
Gentes de todas las edades que ya no las callan razones, sino de nuevo, las porras.
Paracelso..
(Pinchar abajo para ver vídeo)
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