LA MAREA
POLÍTICA
Cinco claves del éxito de la campaña electoral de Podemos
Pablo Iglesias y sus compañeros
durante la celebración de los resultados electorales. FERNANDO
SÁNCHEZ
26 de mayo de 2014
19:09
19:09
Los resultados de las elecciones europeas han cogido a todo el
mundo por sorpresa. De hecho, ésta ha sido la palabra más repetida
en los titulares de los medios de comunicación al referirse a
Pablo Iglesias y a la candidatura que lidera, Podemos. Pero
también el sentimiento experimentado por sus propios seguidores,
ya que el resultado ha desbordado cualquier expectativa:
más de un millón de votos y cinco europarlamentarios en sólo
cuatro meses de existencia y algo más de 100.000 euros de
presupuesto para la campaña. Este proyecto político recién nacido
se ha colocado por delante de UPyD y se ha quedado a un
sillón de IU.
Una de las primeras cosas que hizo Iglesias el domingo, cuando se
dirigía a sus seguidores en Madrid tras obtener los cinco asientos
en el Parlamento Europeo, fue agradecer al “mejor equipo
de campaña” un trabajo que “será estudiado en las facultades de
ciencia política”. “La media de edad del equipo no
llega a los 30 años. Y os aseguro que los jóvenes responsables de
esta campaña representan una nueva generación llamada a asumir,
por preparación y por derecho propio, una enorme responsabilidad
histórica en nuestro país”.
En la campaña de Podemos, el llamado círculo promotor, encargado
de las decisiones clave de la campaña, ha puesto en funcionamiento
una estrategia de comunicación política cuyos miembros llevan
ensayando años. Entre los factores principales del éxito se
encuentran los siguientes:
1- La elaboración de un discurso sencillo y que apela a la emoción
Hace ya dos años, en una de las muchas conferencias que ha
impartido, Iglesias explicaba detalladamente su concepción
de lo que, a su parecer, debía comunicar una izquierda hasta
entonces demasiado centrada en la intelectualidad y
encerrada en sí misma, alejada de la cultura de masas. El
politólogo señalaba que prestigiosas investigaciones y manifiestos
sesudos al final llegaban sólo a unos pocos, por lo que su efecto
era muy reducido.
“Todos estos diagnósticos de la izquierda, de alguna manera, habría
que intentar traducirlos a un discurso”, defendía
Iglesias mientras desarrollaba lo que llamaba “hipótesis Tuerka”.
“Uno de los dramas de los movimientos socialistas y del marxismo
ha sido su incapacidad para traducir”, añadía, esto es, “disputar
las cosas normales que están en la cabeza de la gente, lo que
llamamos hegemonía”.
Esa hegemonía, concepto utilizado al calor de las enseñanzas del
filósofo marxista Antonio Gramsci -al que el cabeza de lista de la
candidatura cita frecuentemente-, implicaría convertir
los puntos fundamentales de la izquierda en “sentido común”.
Esa es la batalla de Podemos. Además, Iglesias siempre ha
reivindicado abiertamente que hay que apelar a la emoción,
y no sólo a la razón, y ha “recuperado” para la izquierda
conceptos emocionales como el de patria.
En esta postura, Podemos no se ha detenido tanto a dialogar con
la izquierda (que le ha reprochado muchos de estos medios
utilizados, tanto discursivos como metodológicos) como a buscar
que su mensaje llegara a “la gente”.
2- El uso del lenguaje audiovisual
Pablo Iglesias, igual que otras figuras que componen el círculo
promotor de Podemos, como Juan Carlos Monedero (portavoz) o Íñigo
Errejón (director de la campaña electoral), siempre ha tenido
claro que hay que tener presencia en la televisión. No le falta
razón: es el primer medio de comunicación en cuanto a
audiencia, con mucha diferencia con respecto al
segundo, la radio.
Así lo resume Iglesias en la misma conferencia: “En el año 2012,
el 90% de un discurso político es un dispositivo audiovisual, el
95% de un liderazgo es un dispositivo audiovisual, el 95% de una
campaña electoral o política es un dispositivo audiovisual, el 95%
de lo que puede decir una organización política es un dispositivo
audiovisual. Siempre cuento esto con un poco de mala leche cuando
hablo con dirigentes de IU y les digo una cosa:
a los que salimos en la Tuerka nos conocen más los
militantes de vuestra organización que a vosotros,
porque a vosotros no os ven”.
En esta estrategia, La Tuerka, el programa de debate político que
comenzó a emitirse hace algunos años en la televisión vallecana
Tele-K, tiene una importancia central. Fue desde
el principio el laboratorio en el que Pablo Iglesias, Íñigo
Errejón o Juan Carlos Monedero, entre otros, ensayaron cómo
transmitir mensajes políticos en el medio audiovisual y que, en
2011, dio lugar a Producciones CMI, una “agencia de servicios
audiovisuales especializada en comunicación política”. Sobre todo
trabajaron para Izquierda Unida, con un éxito reivindicado así por ellos mismos:
“De los 10 vídeos con más reproducciones del canal de You Tube de
Izquierda Unida, 7 son nuestros”.
Entre sus creaciones, destaca el que elaboraron de cara al
aniversario de la proclamación de la II República hace dos años,
en el que se pueden apreciar nítidamente algunos de los elementos
con los que se ha contado en la campaña de Podemos: la búsqueda de
la emoción, un concepto de patria desde el punto de vista social y
la simplificación (o “traducción”) de mensajes políticos o
históricos complejos para convertirlos en fácilmente asimilables.
En un debate entre Alberto Garzón (IU) y Pablo
Iglesias el pasado febrero, el líder de Podemos lo expresaba
de este modo: “El trabajo que hicimos en La Tuerka era un
trabajo pensado para ver cómo podíamos ganar utilizando
el principal instrumento de socialización política en sociedades
en las que hemos sido absolutamente derrotados, que son los medios
de comunicación. Mi presencia en los medios de masas, las
cosas que digo, cómo las digo son muchísimas horas de trabajo
con compañeros pensadas para cómo movernos en un terreno
absolutamente hostil en el que la derrota ideológica e
incluso física de los que venimos de la izquierda es total”.
El éxito de Iglesias es también producto de un equipo, vinculado
al activismo de izquierdas y a la facultad de Ciencias Políticas
de la Universidad Complutense de Madrid, que orienta sus esfuerzos
a comunicar, a no pensar sólo el fondo del mensaje sino
también su forma: “En todos los debates en los que
intervengo, me reúno con los compas de Podemos y hay una
discusión continua: ‘Pablo, ¿vas a hablar para la izquierda o vas
a hablar para la gente?’”, cuenta.
El saldo de la creación audiovisual de Podemos es muy alto: 86
vídeos subidos al canal en Youtube desde la presentación de la
candidatura, a lo que se suma una gran cantidad de
ellos de otros círculos, más los subidos por los canales de La
Tuerka o Fort Apache. Grupos musicales como Los Chikos del Maíz
también han estado gravitando alrededor de Iglesias y alimentando
esa constelación que ha posibilitado la explosión de Podemos.
3- La construcción del liderazgo
En uno de los debates de La Tuerka, cuando
el plató aún estaba en la televisión vallecana Tele-K, Íñigo
Errejón explicaba el papel de un líder refiriéndose al ex
presidente venezolano Hugo Chávez. “Llega al poder en
un momento de profunda fragmentación de la política, de
identidades sociales, de clase, ideológicas… así que es en
torno a ese nombre propio que se aglutina un campo político muy
amplio que nadie había conseguido articular hasta
entonces. ¿Y por qué se puede articular en torno a un nombre
propio? Porque es nuevo, porque, como es
inédito, eso permite que personas que a lo mejor en términos
ideológicos no están tan de acuerdo, se pongan de acuerdo en un
proyecto de país y se identifiquen con un nombre”.
Al surgimiento de Pablo Iglesias como líder de opinión, “creador
de marcos discursivos”, en sus propias palabras, ha contribuido
mucho el punto muerto al que parecen haber llegado el
15-M y las movilizaciones ciudadanas tras tres años de
intensidad. Cuando arrancó Podemos, Iglesias declaró que el paso
de asumir un liderazgo podían haberlo dado muy pocos, entre ellos
Alberto Garzón o Ada Colau.
De hecho, la constante visibilidad de Iglesias ha sido uno de los
puntos más criticados de Podemos. Ante esto, el politólogo ha
admitido siempre que en parte es una crítica cierta, algo que achaca a la “debilidad de la sociedad
civil” en la actualidad.
En otra de sus charlas, Iglesias desarrollaba: “Yo creo
que un líder cumple la misma función que un spot,
que una pegatina, que un cartel, que un libro, que la manera en
que hacemos música, que el tipo de cultura que construimos… Es un
dispositivo de comunicación política para disputar el poder en el
terreno de la ideología”.
En este sentido, un buen líder sería aquel que tiene el papel de
“transmitir ideas no solamente a los militantes, que también, sino
a otra gente, alguien que habla con la gente que es
destinataria de nuestros mensajes y de alguna forma le entiende,
le escucha, le gusta lo que dice”. Y resume: “Un líder es aquel
que es capaz de expresar la imagen de su organización, movimiento,
o conjunto de sectores a los que representa“.
Una de las polémicas de la campaña se desató después de que el
equipo de campaña decidiera estampar la cara de Iglesias en la
papeleta de voto de Podemos, con la excusa de que su figura era
mucho más conocida que el partido. Lo cierto es que es un político
mejor valorado que Arias Cañete o Valenciano, por ejemplo, según
las encuestas. Tras este episodio, algunos acuñaron el término
Pablemos para referirse satíricamente al partido.
4- La conquista del espacio en las televisiones generalistas
Una vez quedaba claro que el lenguaje audiovisual era el camino y
el líder (o varios líderes) el que tenía que recorrerlo, el
siguiente paso era entrar allí donde pueden verte más allá
de unos pocos miles de militantes o simpatizantes. Para
llegar ahí, además del entramado de La Tuerka, Pablo Iglesias y
compañía han ido a por todas: desde la proposición indecente lanzada por el politólogo a Cristina Cifuentes
hasta sus ataques a Intereconomía hasta que en la cadena de extrema derecha
picaron el anzuelo. El objetivo era que se hablase de ellos.
En medio llegó el programa Fort Apache, un espacio concedido por
el canal iraní HispanTV. Los debates en Intereconomía, con una
audiencia y medios mucho mayores que Tele-K, proporcionaron el
medio ideal a Iglesias para “teatralizar el antagonismo”,
algo fundamental según su plan para avanzar en política. Los
vídeos del politólogo discutiendo con lo más granado del plantel
de Intereconomía se hicieron virales. Y de ahí a dar un
salto más arriba -todo sea por la audiencia- había un paso. Hace
justo un año, Iglesias participaba en Las Mañanas de Cuatro, donde
sigue siendo tertuliano habitual a día de hoy.
Tras el triunfo en las elecciones, la espiral se ha acelerado y el
alcance de la figura de Pablo Iglesias se ha multiplicado.
Hoy, todos los medios quieren hablar con él y reproducir sus
declaraciones. La figura de Iglesias crece cuanta más polémica
genera. “Cada vez que Alfonso Rojo decía que eras peor que Lenin y
Stalin juntos, subía tu target”, le recordaban en Cuatro esta
misma mañana.
5- Uso de los modos del 15-M
Nada de lo anterior habría dado tantos réditos electorales
si antes no se hubiera desarrollado una ola de indignación
como la que ha tenido lugar en España durante los últimos tres
años. “Cuando uno trabaja, cuando la gente trabaja, cuando un
pueblo ha sembrado, cosechar es fácil, cosechar es bonito,
cosechar es hermoso, cosechar es victoria” resumía
Íñigo Errejón en su discurso este domingo.
Podemos ha incorporado muchas de las demandas que pululaban por
el movimiento de los indignados, como es el fin de los
altos sueldos de los políticos (los eurodiputados de la
candidatura cobrarán unos 2.000 euros), las primarias
abiertas (con una participación inédita en España),
o los círculos, asambleas en las que se han propuesto a
los candidatos y movilizado a los seguidores (aunque la pretendida
horizontalidad ha estado lejos de serlo, de momento). El nombre,
Podemos, equivalente al Yes we can que triunfó con
Barack Obama, ha ido acompañado del lema “Sí se puede”, también
análogo y muy utilizado en el 15-M.
Por ello, Podemos también ha huído de las “sopas de letras”. “Sé
que todos los militantes de izquierdas quieren la unión de la
izquierda, partiendo de una premisa que le encanta a
nuestros enemigos: ‘si todas las organizaciones de
izquierdas están unidas, entonces podemos ganar a estos
sinvergüenzas que están mandando’. Rubalcaba y Rajoy
están encantados de que pensemos así, porque saben
perfectamente que el límite de eso es un 15% o un 20% de los
votos”, explicaba Pablo Iglesias en su debate con Alberto Garzón.
Ganar cinco diputados ha pasado, indica, por dejar las etiquetas
en un segundo plano, algo que ha molestado a sectores de la
izquierda. Íñigo Errejón se desahogaba así este domingo: “Los
que derrotan siembran derrota y siembran también la vileza,
la tristeza, el cinismo de la derrota. Recibimos mucho de eso, a
raudales, cuando echamos a caminar, recibimos mucha gente que hoy
tenía ya escrita la crónica de un fracaso anunciado. Pues a toda
esa gente le decimos que aquí estamos, que estamos contentos, que
somos muchos, que nos debemos a nuestro pueblo, que no
vamos a parar hasta cambiar nuestro país”.
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