Todo el pescado que no es del día huele. Y huele mal. Muy mal. Allá por los
ochenta el primer consejero socialista promotor de la sanidad
pública, universal y gratuita para Andalucía, Pablo Recio, a los pocos
meses de su mandato, giró sobre sus talones y fue abducido por las
empresas privadas de la sanidad.
Al poco tiempo fue el primer gerente del recién constituido SAS, heredero
de la antigua RASSSA, Sr. Ortega Limón, el que se vira también en redondo al ser seducido por la
sanidad privada.
Allí quedamos los utópicos de la sanidad, firmando manifiestos contra la
OTAN y todo tipo de panfletos como aquel que rezaba "médicos contra la
guerra nuclear" escrito sobre los adoquines del mayo del 68 francés. Allí
y entonces se empezó a romper la cadena de frío de nuestra sanidad. Y empezaron
a crecer los parásitos de la Sanidad Pública. Los honrados centros privados se
confundían en un mar confuso y agitado por los mercantilistas de la
salud.
Allí se empezó a justificar la sinvergonzonería con palabras estúpidas. Apareció
lo "políticamente correcto" lo "es legal aunque no justo" en
fin... El amaneramiento, la pérdida de hombres justos y ejemplares. Allá
quedamos huérfanos de nuestros líderes corrompidos por el dinero.
En vena entraron los conciertos, las subvenciones, la burocracia, el
nombramiento a dedo de los seres más incompetentes y desconocedores de la
ciencia de la medicina.
Se embellecieron las salas de espera. Se propusieron zapatillas para los médicos
y se enmarcaron extensos derechos de los "usuario" con unos simbólicos deberes.
Los gestores huían de la áreas de Urgencias, como del fuego, auténticos fondos de saco, de todo lo no resuelto en las plantas altas del hospital.
Se embellecieron las salas de espera. Se propusieron zapatillas para los médicos
y se enmarcaron extensos derechos de los "usuario" con unos simbólicos deberes.
Los gestores huían de la áreas de Urgencias, como del fuego, auténticos fondos de saco, de todo lo no resuelto en las plantas altas del hospital.
El abortado proceso de jerarquización generaba tránsitos indebidos de los centros de especialidades periféricas hacia el hospital, cuya única defensa era la olvidada por todos Área de Urgencia. Los residentes —junto con los médicos de Urgencias— protagonizan, aún hoy lo hacen, auténticas situaciones kafkianas.
Al sistema le cabía todo. Pero todito todo. Y de todo. Así
hemos llegado a que se vea como normal que un Gerente del Virgen del Rocío dando
un saltito de pocos kilómetros, se haga cargo de un hospital privado del
Aljarafe. Para qué lo del conflicto de intereses. Y con el beneplácito de la
Dra. Montero, promotora de una de las
mayores crisis sanitarias de Andalucía. Las
privatizaciones empezaron con el primer gobierno del PSOE, cuando no sé quién,
ya con el Dr. Rejón de consejero, decidió que la sanidad caminara por
ambiguos senderos.
Paracelso.
Andalucía / sanidad
Sólo uno de cada tres hospitales en Andalucía es público
Día 02/01/2013 - 07.53h
La Consejería de Salud mantiene conciertos con 17 centros hospitalarios
La Junta de Andalucía emplea buena parte de sus fuerzas en plantear una política de oposición al Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Oposición, en el sentido político del término, pero también, como le
gusta denominarle a los responsables andaluces, de «contraste» o
«resistencia» a las recetas del PP y que puede resumirse en «otra forma de gobernar es posible».
En este discurso ocupa un lugar destacado la denominada «defensa de lo público» y la comparación con otras comunidades, como Madrid o Valencia,
que han hecho una clara apuesta por la gestión privada o la
concertación de los servicios públicos. Sin embargo, la Junta no es
ajena a estas formas de gestión y, de hecho, la utiliza en altos
porcentajes en sanidad, educación y servicios sociales. Buen ejemplo de
ello es que dos tercios de los hospitales andaluces sean privados o
concertados con el Servicio Andaluz de Salud (SAS), según datos del Ministerio de Sanidad y la propia Consejería de Salud y Bienestar Social.
Por ello, la vicesecretaria de Organización del PP-A, Ana María Corredera,
no duda en denunciar el «doble discurso» del PSOE en sanidad, cuando
«Andalucía está a la cabeza de la privatización de la sanidad en
España».
Estos datos sobre privatización y concertación de estos
servicios hablan por sí solos. En lo que se refiere a los hospitales, la
mitad son privados. Los 88 centros se distribuyen en la siguiente
proporción: 29 hospitales son de titularidad y gestión públicas y 17 privados están concertados con la administración. A ellos hay que unir 42 hospitales totalmente privados.
Si se compara con otras comunidades autónomas solo en lo
que se refiere a sanidad pública, esta región sale bastante mal parada.
De entrada, Cataluña, con un millón menos de habitantes, cuenta con 65 hospitales públicos, 19 más que Andalucía. Pero la comparación es más cruel si se contraponen datos relativos.
Así, Andalucía tiene una tasa de hospitales públicos por cada 100.000 habitantes de un 0,56, la tercera por la cola y muy lejos de comunidades como Cataluña (0,86%), La Rioja (0,93) o, incluso, Extremadura (0,99).
Si se pone el foco en la tasa de camas en hospitales públicos por cada
1.000 habitantes, la comparación es incluso peor para Andalucía, ya que
con 1,96% ocupa el último puesto de las comunidades, lejos de la media nacional, que está en 2,33, y de autonomías como Aragón (3,29) o Galicia (2,79).
Además, la Junta ha optado por la gestión privada en la empresa pública del Hospital Costa del Sol y
solicitó al Ministerio de Hacienda en la pasada campaña electoral de
las autonómicas la autorización para ceder a la gestión privada un
hospital de titularidad pública como el Clínico de Granada. Ana María Corredera aporta también otros datos que muestran el uso de la iniciativa privada por parte de la Junta, como que el 87% de las resonancias magnéticas se
hacen en la privada o que el Servicio Andaluz de Salud en 2012 gastó
420 millones de euros en conciertos, frente a los 496 millones que gastó
la Comunidad de Madrid. El próximo año, añade la dirigente popular, el gasto será de 389 millones, «por la reducción generalizada de las partidas».
Ante esta situación, la dirigente popular exige al PSOE que se deje de «demagogia, mentiras y
manipulación», por cuanto «la convivencia entre lo público y lo privado
es necesaria para atender los servicios que necesitan los ciudadanos».
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